ABUELA RUNNER de 85 años

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Deirdre Larkin tiene 85 años y es aficionada al running desde que empezó a correr hace siete años, compitió en más de 500 pruebas y cosechó 80 récords en diferentes categorías.
La mayor parte de su vida se dedicó a tocar piano y enseñar arte. Sin embargo esta asombrosa británica cautivó la atención tras su participación en Ginebra al batir el récord mundial de medio maratón en la categoría para mayores de 85 años con un registro de 2 horas y 5 minutos en los largos 21 kilómetros.
Deirdre comenzó su carrera deportiva en 2010, a los 78 años porque le diagnosticaron osteoporosis. Como su cuerpo rechazó los posibles tratamientos con inyecciones y medicamentos, los médicos le recomendaron que hiciera ejercicio para contrarrestar esa afección. Primero probó con yoga, pero no resultó. Fue entonces cuando el running apareció en el horizonte como opción.
Como su hijo también es un corredor apasionado, ella decidió pasar más tiempo con él, compartiendo la actividad. «Al principio fue difícil, pero tardé menos de dos semanas en darme cuenta de que me encantaba correr», expresó. Le agradó tanto que terminó uniéndose al Randburg Harriers Running Club.
Cuenta que la práctica la hizo sentir más viva: «Mi sangre empezó a moverse con mayor frecuencia por mi cuerpo, ya no siento frío, siento todos los músculos de mi cuerpo, no sabía que tenía tantos», dijo.
A medida que fue perfeccionando sus condiciones llegaron las competencias y consigo los récords. El primero fue quebrar la mejor marca sudafricana en la distancia 10K. Luego, alcanzó alrededor de 80 más repartidos en distintas categorías. En la actualidad lleva completadas 500 pruebas. Solo en 2016 corrió 65 carreras, varias de ellas de 21k de distancia.
Dice que la fórmula para mantener el admirable rendimiento es correr tres veces por semana aproximadamente 8 kilómetros. Además, mantiene un cuidado similar al de un atleta profesional. Se levanta todos los días a las 5 de la mañana y en su dieta hay prohibidos. El azúcar, la sal y el café no están rutina alimentaria. Los logros no llegaron por casualidad.
En setiembre cumplirá 86 años, pero el documento seguirá sin ser un impedimento. Sus días los divide entre clases de piano en una escuela de Johannesburgo y el entrenamiento físico. Es una fuente de inspiración para los demás. «Dejar de correr es como una terrible muerte lenta. Voy a seguir mientras pueda. Aunque tuviese una sola pierna, seguiría intentándolo», admite.

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