Mantener la presión arterial controlada es una de las principales recomendaciones para cuidar al cerebro. El ejercicio físico y mental (desde el punto de vista del entrenamiento cognitivo) son otras de las medidas. Y vinculada a esos ejes aparece la alimentación saludable, que redunda en un efecto protector particular y a la vez general, ya que impacta en todo el organismo. Verduras de hojas verdes, grasas “buenas”, probióticos y prebióticos, son los grupos de alimentos con efectos protectores para el cerebro.
“Cuando se habla de proteger al cerebro nos referimos a un estilo de vida sano. Esto incluye hacer ejercicio, evitar la obesidad, el tabaquismo y el exceso de alcohol. Además, por supuesto, es muy importante controlar y tratar enfermedades que suelen tener impacto negativo sobre el cerebro como la hipertensión arterial, el colesterol elevado y la diabetes. En tercer lugar, afortunadamente, cada vez se le presta más atención a la alimentación”, dice al respecto José Bueri, jefe del servicio de Neurología del Hospital Austral.